Un violento episodio se produjo en la ciudad boliviana de Bermejo, limítrofe con Aguas Blancas (Salta), exponiendo la grave tensión social que crece entre los comerciantes locales y supuestas bandas delictivas que operan en la frontera entre Bolivia y Argentina.
Los hechos se desencadenaron cuando una mujer, oriunda de la provincia de Tucumán, fue señalada como parte de una organización dedicada a cometer robos en la zona. Lo que siguió fue un «castigo público» a plena luz del día, ante la mirada de testigos, cámaras encendidas y, en un primer momento, la inacción policial.
Según el relato de la víctima del robo, todo comenzó cuando un grupo de personas ingresó a su comercio simulando ser clientes. Mientras distraían su atención, otros lograron sustraer un bolso con una importante suma de dinero: aproximadamente cinco millones de pesos argentinos. El botín fue rápidamente ocultado y los responsables huyeron sin dejar rastro.
Horas más tarde, la mujer tucumana fue localizada en el sector conocido como «La Petrolera», en las afueras de Bermejo. Allí, comerciantes locales, sospechando que se trataba de una de las autoras del robo, la interceptaron y comenzaron una brutal golpiza.
El grupo, que crecía en número, despojó a la mujer de sus prendas hasta dejarla en ropa interior, le cortaron el cabello con cuchillos y tijeras improvisadas, y la arrastraron por la vía pública, exigiéndole a gritos que devolviera el dinero. Testigos en el lugar aseguraron que, increíblemente, había presencia policial que no intervino de inmediato en el violento suceso.
Fue recién cuando la situación se tornó incontrolable que los agentes lograron rescatar a la mujer y trasladarla a la comisaría local. Allí quedó detenida, a la espera de que la Fiscalía defina su situación procesal en un plazo máximo de 72 horas.
Paralelamente, se sumaron más denuncias contra la aprehendida por parte de otros comerciantes, quienes afirman que la sospechosa habría participado en robos similares en el último tiempo.