Desde que el Frente Jujuy Crece ganó las elecciones en mayo, hay un nombre que volvió a aparecer con fuerza en recorridas, actos y fotos con intendentes radicales: Gerardo Morales. El ex gobernador, que dejó su mandato con una imagen por el piso —superando el 80% de rechazo según distintas mediciones—, ahora intenta lavarse la cara y reinsertarse en el mapa político.
Las versiones no oficiales hablan de una posible candidatura a diputado nacional en octubre. Pero en los pasillos del radicalismo jujeño nadie descarta lo que para muchos es un secreto a voces: Morales no querría una banca, querría volver al Sillón de Fascio en 2027. Y para eso, estaría dispuesto a serrucharle el piso a su propio delfín político, el actual gobernador Carlos Sadir.
Los movimientos recientes no son casuales. Morales volvió a mostrarse en el interior con viejos intendentes amigos, retoma protagonismo en la UCR jujeña y hasta se lo nota más activo en redes y medios. Todo en medio de un contexto provincial y nacional donde su figura quedó desdibujada tras su mal cierre de gestión con conflictos docentes, la polémica reforma de la Constitución, su trunca campaña para presidente y su mala performance como candidato a vice de Horacio Rodríguez Larreta, perdiendo en su propio Jujuy, sumado al avance de Javier Milei.
¿Está usando la excusa de la campaña legislativa para rearmarse de cara al futuro? ¿Sadir lo sabe y lo tolera? ¿O se viene una interna caliente en la UCR jujeña? En Jujuy, todos miran al 2027… pero Morales parece que ya lo está caminando.